martes, 27 de marzo de 2018

La prostitución desde la Edad Media hasta el siglo XVII.


  
(Imagen obtenida aquí)

Que la única salida para la mujer totalmente desamparada era el amancebamiento o la prostitución es un sí y un no.
He llegado a leer que las mujeres solteras* terminaban siendo una carga para la familia pasada una determinada edad por lo que se las marginaba, cosa que, personalmente, me resulta chocante e ilógico. Una mano de obra barata sin cargas afectivas sería bastante útil en un grupo familiar o en un taller.

Las mujeres, especialmente las niñas, viudas, ancianas, eran la parte más vulnerable de la sociedad; lo sabemos ahora, y se sabía también en aquellos años, sobre todo cuando éstas pertenecían a los extractos sociales más humildes y/o carecían de familiares, tanto cercanos como lejanos. 

Por tanto, decir que muchas** mujeres solteras, viudas o huérfanas de la clase social más vulnerable se dedicaban a la prostitución es, como mínimo, atrevido. Ya desde la Alta Edad Media, los juristas o gobernadores municipales se ocupan de ellas, proporcionándoles una dote a las más jóvenes. 

Pero lo normal era que si una niña quedaba huérfana o una familia quedaba en una situación precaria se ocupasen de ellas otros familiares, o en su defecto, los gremios o cofradías, si es que pertenecían a algún taller. 
A las niñas se les incorporaban a los quehaceres del familiar que la acogía o se le ponía a trabajar en el servició doméstico del dueño del taller. En este último caso siempre había que indicar la situación por la que estaba pasando la persona: si el problema era económico y/o de orfandad.

 
(Imagen obtenida aquí)


Entonces ¿quiénes y por qué se ejercía la prostitución?

Ciertamente la prostitución será ejercida por aquellas mujeres que sufrían necesidades económicas (la superpoblación de las zonas urbanas en la Baja Edad Media aumenta la insolidaridad, épocas de hambruna, etc.), por mujeres rechazadas por la propia familia, por mujeres solitarias que no querían casarse, por esposas que abandonaban la vida conyugal o son abandonadas por sus maridos, por avidez sexual (les permitía acostarse con muchos hombres y no pertenecer a ninguno), por codicia, por problemas psicológicos, por esclavas que necesitaban dinero para pagar su libertad, por esclavas obligadas por sus dueños, etc.
                                                                

** Como ya escribí en el artículo sobre las mujeres solteras, se repite hasta la hartura que el único papel digno que podía desempeñar la mujer era la de casada o la de religiosa, o que la mujer sólo podía ser casada, monja o prostituta. 
*El término “muchas/os” es tan vago que resulta extraño verlo escrito en trabajos serios sin que se haga una  mínima comparación de cantidades.

Bibliografía:
  •  Juna Andrés Luna Díaz: Sexualidad y familia en Granada durante el siglo XVI.
  • Teresa Vinyoles Vidal: Respuestas de mujeres medievales ante la pobreza, la marginación y la violencia.
  • María del Carmen García Guerrero: El mundo de la prostitución en las ciudades bajomedievales.  
  •   Roger Benito Julià: La prostitución y la alcahuetería en la Barcelona bajomedieval (Siglos XIV-XV).
  • Isabel Pérez Molina: La normativización del cuerpo femenino en la Edad Moderna: el vestido y la virginidad.
  •  Ester Martí Sentañes: Buen gobierno, orden y moralidad en las ciudades bajomedievales sardas a través de los libros de Ordinacions.
  • David Nirenberg: Love between muslim and Jew in medieval Spain: a triangular affair. 
  • Andrés Francisco Vázquez García: Poder y prostitución en Sevilla: La Edad Moderna.
  • David Nirenberg: Love between muslim and Jew in medieval Spain: a triangular affair.
  •  Ana Isabel Carrasco: Pecar en la Edad Media.