jueves, 14 de mayo de 2020

Conquistadores: Ni tanta sed de oro, NI TANTA MUGRE.


 
(Imagen obtenida aquí)

No, hoy no voy a hablar del oro. Prefiero hacerlo de uno de mis temas favoritos: la higiene.

Otro mito/bulo es leer (sobre todo en las Redes Sociales) y escuchar que los conquistadores españoles carecían de higiene; vamos, que no se lavaban porque la gente medieval y la del siglo XVI habían olvidado las más mínimas costumbres higiénicas tan en boga durante la época romana, o que pensaban que la mugre les protegía de las enfermedades. Y es por todo esto que los aztecas recibieron con incienso a los españoles por el mal olor que desprendían. 
Aquí una pequeñísima muestra de todas estas necedades:





En un blog se puede leer este otro disparate:

"El “olor a mujer honesta” medieval, que los eclesiásticos aplaudían era el producido por la ausencia de agua y jabón, muy agradable no debía ser. La falta de higiene reconocida como ‘santa’ la practicaban por igual hombres y mujeres."

Sin embargo el aseo y el cuidado del cuerpo y de la ropa era algo habitual en el mundo cristiano, y el jabón y los baños que había en las ciudades se usaban con normalidad. 
Aquí las entradas que hice sobre estos temas: La higiene desde la Edad Media hasta el siglo XVII; El jabón; La higiene dental; La limpieza de la ropa.

 Alfonso Martínez de Toledo,  El Corbacho, Siglo XV




El origen de este mito es difícil de rastrear, pero tal vez comience a principios del siglo XX. En varios libros dedicados a la historia de la conquista de América, sus autores usan los términos “sorpresa” o “asombro” para señalar la poca limpieza de los españoles al compararlos con la frecuencia con que se bañaban los aztecas. Pero, tras una búsqueda en las crónicas de época, leo que el término que usaban los cronistas era “maravilla” que podemos «traducir» también por alegrarse. Por cierto, crónicas en las que no he encontrado nada sobre su falta de higiene o sobre que los indígenas sugirieran que olían mal.

Veamos ahora aquellos datos que han servido para crear el mito:

1. Cédula de los Reyes Católicos de 1503: 

«6. Otrosí, madamos al dicho nuestro gobernador que luego dé orden cómo los dichos indios no hagan las cosas como hasta aquí solían hacer, ni se bañen ni se pinten, ni purguen tantas veces como ahora lo hacen, porque somos informados que aquello les hace mucho daño.» (1)

Años después todavía los indígenas seguían usando sus baños de vapor:

Francisco López de Gomara escribe en su obra Historia de la conquista de México (mediados del siglo XVI):
 
«En las más casas morían todos, y en muchos pueblos la mitad, que como era nueva enfermedad para ellos, y acostumbraban bañarse a todos males, bañándose con ellas y tollíanse; y aún tienen por costumbre o vicio entrar en baños fríos saliendo de calientes, y por maravilla escapava hombre que las tuviese..»

Fray Jerónimo de Mendieta, Historia eclesiástica (finales del siglo XVI):

 «De las muchas pestilencias que han tenido los indios de esta Nueva España después que son cristianos: [...] La causa de morir tantos fue  por ser enfermedad no conocida y no saber los indios el remedio contra viruelas, y no haber aún venido los primeros frailes, que siempre han sido sus médicos, así corporales como espirituales, y muy particularmente por la costumbre que ellos tienen de bañarse a menudo, sanos y enfermos, en baños calientes, con lo cual se les inflama más la sangre, y así morían  infinitos por todas partes.»

2. Noticias sobre los baños de los indígenas de Mesoamérica. 

Hay que tener presente la importancia que le daban al agua. Los baños, sobre todo aquellos que tenían lugar en temazcallis o temaczales (baños de vapor o de sudor) se tomaban principalmente como actos de purificación del cuerpo y del alma; agua que podía restablecer la salud o la podía minar. 

 
(Imagen obtenida aquí)

-Pêro Vaz de Caminha, cartas a Manuel I de Portugal (1500): 

«Allí andaban entre ellos tres o cuatro mozas, bien jovencitas y gentiles, con cabellos muy negros y largos por las espaldas; y sus vergüenzas, tan altas y tan cerraditas y tan limpias de las cabelleras que, de que nosotros las miráramos, no se avergonzaban
«El viejo con quien el Capitán había hablado […] hecho del cual deduzco que se trata de gente bestial y de poco saber, y por eso tan arisca. Pero a pesar de todo eso andan bien fuertes, y muy limpios. Y con esto me convenzo cada vez más de que son como aves, o criaturas del monte, a las cuales el aire les da mejores plumas y mejor cabello que a las criaturas mansas, porque sus cuerpos son tan limpios y tan gordos y tan hermosos que no podrían ser más hermosos de lo que son y esto me hace suponer que no tienen casas ni viviendas en las que se recojan; y el aire en que se crían los hace así.»

-Relación hecha por el señor Andrés de Tapia sobre la conquista de México (mediados del siglo XVI): sobre Moctezuma.

«e sabed que siempre lo traían platos nuevos en que comie, e jamás comie en cada plato más de una vez, ni se vistie ropa más de una vez; e lavábase el cuerpo cada día dos veces»

-Fray Diego de Landa, Relación de las cosas de Yucatán (hacia 1566): 

«Que se bañaban mucho, no cuidando de cubrirse de las mujeres sino cuanto podía cubrir la mano.»

«Que se lavaban las manos y la boca después de comer

«Que eran amigos de buenos olores y que por eso usaban ramilletes de flores y yerbas olorosas, muy curiosos y labrados
 
«Bañábanse muy a menudo con agua fría, como los hombres, y no lo hacían con sobrada honestidad, porque acaecía desnudarse en cueros en el pozo [cenote] donde iban por agua para ello. Acostumbraban, además, de esto bañarse en agua caliente y fuego y de éste poco, y mas por causa más de salud que limpieza […] Acostumbraban untarse, como sus maridos, con cierto ungüento colorado, y las que tenían posibilidad, echábanse a cierta confección de una goma olorosa y muy pegajosa que creo que es liquidámbar que en su lengua llaman iztah-te y con esta confección untaban cierto ladrillo como de jabón que tenían labrado de galanas labores y con aquel se untaban los pechos y brazos y espaldas y quedaban galanas y olorosas según les parecía; y durábales mucho sin quitarse según era bueno el ungüento».

-Bernal Díaz del Castillo, Historia Verdadera de la Conquista de la Nueva España (hacia 1575) (sobre el uso del incienso haré más adelante una entrada en el blog):


«Y quiso Dios que topásemos buen agua, y con la alegría y por hartarnos de ella y lavar paños para curar los heridos, estuvimos espacio de una hora. Y ya que nos queríamos venir a embarcar con nuestra agua, muy gozosos, vimos venir a un soldado

«De la manera e persona del gran Montezuma y de cuán grande señor era

[…] Era éste muy polido y limpio, bañándose cada día una vez a la tarde»
  
«Llegamos a una fuente que estaba en una ladera, […] y de buen reposo nos paramos a lavar y a comer de la miseria que habíamos habido

-Francisco Cervantes de Salazar, en su obra Crónica de la Nueva España, su descripción, la calidad y temple de ella, la propiedad y naturaleza de los indios (1575) escribe sobre Moctezuma:

«Andaba éste siempre muy polido, y a su modo ricamente vestido; era limpio a maravilla, porque cada día se bañaba dos veces; salía pocas veces de la cámara, si no era a comer; no se dejaba visitar de muchos; […] Vivía el Emperador en un palacio […] una hermosa fuente ornamental centralizaba además el servicio de sus aguas; tenía numerosas salas de ceremonia, cien aposentos de veinticinco a treinta pies cuadrados de superficie; cien baños. […] Maravillábanse los españoles de todo este esplendor y les asombraba el contraste con la pobreza y falta de comodidad de las camas, mantas sobre esteras o heno, o esteras solas, las más delgadas puestas sobre las más gruesas»

-Fray Bernardino de Sahagún, Historia general de las cosas de Nueva España (1540 y 1585):

«también la adoraban [una diosa] los que tienen en sus casas baños ó temazcalis, y todos ponían la imagen de esta diosa en los baños, y llamábanla Temazcalteci, que quiere decir la abuela de los baños.»

«Él [un dios] hace la sal y la miel espesa, y el carbon y la cal, y calienta los baños para bañarse, y hace el aceite que se llama uxitl; con él se calienta la legía y agua para labar las ropas sucias y viejas, y se vuelven casi nuevas.»

-Francisco López de Gómara, Historia de las conquistas de Hernando Cortés (mediados del siglo XVI):
  
«En lo demás tienen grandes cabezas á causa de ir destocadas: lávanse mucho y entran en baños frios en saliendo de baños calientes, que parece dañoso

-Francisco Núñez de Pineda y Bascuñán (noble, escritor y militar chileno), Cautiverio feliz (1673):

«Se levantaron luego las más viejas y salieron al río por agua, de donde volvieron frescas y bañadas, como lo acostumbran de ordinario, y al punto se pusieron a hacernos de almorzar de lo que había.»

«En esto salió su padre que iba al río a bañarse y nos llamó para que fuéramos a hacer lo propio en su compañía. Aunque a las principios llegué a sentir el imitarles en aquella acción y costumbre, después me hice tanto al baño de por la mañana, que era el primero que acudía a él sin repugnancia, porque real y verdaderamente conocí y experimenté ser saludable medicina para la salud. En todo el curso de mi vida me he hallado tan fuerte y vigoroso como después que continué aquel ejercicio. Y el haber vivido después acá con buena salud (a Dios las gracias principalmente) lo atribuyo al haber quedado acostumbrado a refrescarme de mañana; porque ya que no puedo ejecutar el baño -por no tener a mano cuando me levanto un cristalino arroyo a que arrojarme-, me hago echar en la cabeza y en el cerebro un cántaro de agua serenada, de buen porte, después de haberme lavado los brazos y la cara.»

Dicho todo esto, ¿olían mal los conquistadores? 
Pues, logicamente, dependería de la persona y de las circunstancias: tiempo sin lavarse ni lavar la ropa (sería interesante un estudio serio y profundo sobre la higiene en los barcos), tras una batalla, tras realizar ejercicio, etc. 
Y la "sociología del olor", reales o imaginarios, no sólo incluye el olor "del otro", también está sujeto al tipo de vestimenta, los perfumes (tipos de plantas y minerales que se usaban), la relación con animales (caballos), etc.




(1) Esta cita la he visto así escrita en libros y blogs: No deberán bañarse con tanta frecuencia como hasta aquí lo han hecho porque, según nuestros informes, les causa mucho daño.”, es decir, mal y sin ponerla entera, lo que lleva a confusión:. ¿Y el "mucho daño" haría referencia a las enfermedades traídas por los españoles?

Bibliografía:

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