martes, 21 de febrero de 2023

El burro español, NI MEDIEVAL NI ESPAÑOL

Burro español, caballo de madera, caballete 


Nuevamente, tanto en las Redes Sociales como en páginas Web extranjeras y españolas, podemos leer que el burro o caballete fue usado en España durante la Edad Media o, ¡cómo no!, por la Inquisición española.


Haciendo una búsqueda rápida por Internet caigo en varias páginas inglesas y... esto escriben sobre dicho instrumento:


--Also known as the wooden horse or the chevalet, the Spanish donkey slowly cut a woman in half through her genitals. It was used throughout medieval times and during the Spanish Inquisition.


--Wooden Horse. It’s unclear exactly who invented the torture device, but it was likely devised by the Spanish Inquisition and used to punish nonbelievers. Victims were stripped of their clothes and bound before being placed atop the wooden horse, and they were often tickled and had weights tied to their feet to exacerbate the agony. They remained on the device until they could no longer take the excruciating pain — or bled out.


--The Wooden Horse was a terrible gem devised by medieval religious fanatics. One of many favorites during the Spanish Inquisition, it was mainly used to torture women.


--The device consisted of a sharp triangular wedge supported by either two or four legs. The woman would be forced to straddle the pointed end of the device, which was sometimes covered in spikes (as shown in the above photo), so that it could slowly cut into the woman’s crotch. Weights were sometimes added to the victim’s feet to make the triangular edge dig even deeper, eventually cutting into her organs.

 

Como ya he comentado en otras entradas sobre instrumentos de tortura, la Inquisición española SOLO usó el potro, la toca y la garrucha.


En cuanto a la existencia o no del caballo de madera o chevalet, hay que recurrir a obras del siglo XVIII y XIX.

El primero en describir el caballo o wooden horse fue Francis Grose, en su obra, Military antiquities respecting a history of the English Army (1786). No hay ningún dato donde se diga que es de origen medieval o que fue usado por la Inquisición española:

«Montar el caballo de madera era un castigo antiguamente muy utilizado, en diferentes servicios.

El caballo de madera estaba hecho de tablones clavados entre sí, de manera que formaban una cresta o ángulo agudo de unos ocho o nueve pies de largo; esta cresta representaba el lomo del caballo; estaba sostenida por cuatro postes o patas, como de seis o siete pies de largo, colocados sobre un soporte hecho movible por camiones; para completar la semejanza, se agregaron una cabeza y una cola. La placa anexa dará una idea mucho mejor de lo que puede transmitirse con palabras.

Cuando un soldado o soldados eran sentenciados por un consejo de guerra, u ordenados por el oficial al mando del cuerpo, para montar este caballo, porque ambos se practicaban, se los colocaba de espaldas con las manos atadas a la espalda, y con frecuencia, para aumentar el castigo, les amarraron mosquetes a las piernas, para impedir, como se decía jocosamente, lo derribara a patadas; este castigo se infligía principalmente a la infantería, que se suponía que no estaba acostumbrada a cabalgar. Finalmente, se descubrió que montar el caballo de madera lesionaba materialmente a los hombres y, a veces, los rompía, por lo que se dejó de hacer. Los restos de un caballo de madera estaban de pie en el desfile en Portmouth alrededor del año 1760.»





En cuanto a los autores del siglo XIX que he consultado, la mayoría utiliza como fuente la obra de Francis Grose, y tampoco indican el origen.

A continuación pongo algunos libros de gran interés donde se cita el caballete de madera:

1- Milton Asbury Ryan, fue un soldado confederado que estuvo en la prisión de Camp Chase, Ohio y relata las condiciones en el campamento:

Experience of a confederate soldier in camp and prison in the civil war, 1861-1865 (1842-1916)

«Algunos de nuestros pobres muchachos, por una pequeña infracción de las reglas de la prisión, montaban todos los días lo que llamaban la mula de Morgan. Esa fue una de las mulas que peor se tuvo. Fue construido siguiendo el patrón de los que usan los carpinteros. Tenía unos quince pies de alto; las patas estaban clavadas al escantillón de modo que uno de los bordes afilados estaba hacia arriba, lo que hacía muy doloroso e incómodo al pobre hombre, especialmente cuando había que montarlo a pelo, a veces con pesos pesados atados a los pies y a veces con un gran hueso de res en cada mano. Esta actuación se llevó a cabo bajo la mirada de un guardia con un arma cargada y se mantuvo durante varios días; cada viaje duraba dos horas cada día a menos que el tipo se desmayara y cayera por el dolor y el agotamiento. Muy pocos pudieron caminar después de esta infernal tortura yanqui...»

2. Henri Sanson: Los Misterios del Cadalso: memorias de siete generaciones de verdugos (1688-1847). 1863, escribe que fue un tormento romano, aunque si acudimos a la fuente que nos indica no podemos saber con certeza si hace referencia a este tipo de instrumento:

El caballete ó caballo de madera consistia en colocar al paciente á caballo sobre un madero labrado de modo que formaba un corte ; se le ponian pesas en los piés á fin de que su cuerpo se clavase en aquel corte . Este castigo se aplicaba particularmente á los soldados. Era el tormento que los romanos empleaban mas comunmente; Ciceron habla de él cuando dice: Facti in eculeo quæstio est juris in judicio.

Nihil ad tortorem: facti enim in eculeo quaestio est, iuris in iudicio


3. Elbridge Henry Goss, en su obra sobre la vida de Paul Revere (The Life of Colonel Paul Revere, Vol. 1,1891) se dice que Thomas Cleverly y Caleb Southward, por jugar a las cartas en sábado se les condenó a montar un caballo de madera durante un cuarto de hora con un mosquete en cada pie.

4. The Jesuit relations and allied documents: travels and explorations of the Jesuit missionaries in New France, 1610-1791 Vol. 28, 1898, por Jesuits; Thwaites, Reuben Gold, 1853-1913. En esta obra se relata las expediciones de los jesuitas en las colonias francesas en América del Norte durante el siglo XVII, donde se cuenta el uso del chevalet:

«El 12 de febrero llega la noticia de la muerte del padre de Noue; separado de sus compañeros, mientras se dirigía a Fort Richelieu, se pierde y muere congelado en el hielo. El día 15, dos hombres son castigados en el chevalet, o "caballo de madera", uno por blasfemia, el otro por agredir a su compañero; y, más tarde, otro hombre es así castigado por gula.[…].

Febrero de 1646

En la noche del martes de carnaval al miércoles de ceniza, algunos hombres del hospital que habían venido a visitar a los de monsieur Couillar, uno de los de monsieur Couillar, llamado Jean le blanc, comenzó a pelear con uno de los del hospital, llamado Jaques. pareja. Cuando estuvieron separados, después de algunos forcejeos y forcejeos, Jean le blanc corrió tras el otro y estuvo a punto de matarlo a golpes con un garrote. Pairieu tenía varios cortes en la cabeza, pero se recuperó de ellos; y Jean le blanc fue condenado a reparar, por la autoridad civil, y a montar el Chevalet.

[…]

El día 15, un doméstico de Monsieur Couillar, un blasfemo público, se puso a confesar a la noche o al día siguiente.

[…]

Marzo 1646

[…]

El día 10, un Francois y un Huron Oatentak llegaron de los tres ríos trayendo cartas y Chevalet (caballete). Reconoció su falta, diciendo que tenía bien merecido el castigo, y vino por su propia voluntad a confesarse, esa noche o al día siguiente.

[…]

Chrestiennot actuó en el fuerte como un glotón, que lo subieron al Chevalet, en el que se rompió.»

5. Alice Morse EarleCurious Punishments of BygoneDays, 1907, le dedica un capítulo:

                        

«Otro castigo común para los soldados (generalmente por disturbios o por beber) era montar el caballo de madera. 

En Nueva Amsterdam, el caballo de madera se encontraba entre la calle Paerel y el Fuerte, y era un poste recto, angosto y horizontal, de doce pies de altura. Algunas veces, el borde superior de la tabla o poste se afilaba agudamente para intensificar la crueldad. El soldado fue colocado a horcajadas sobre este tablero, con las manos atadas a la espalda. A menudo, se amarraba un gran peso a cada pie, como se decía jocosamente, “para evitar que su caballo lo derribara. Garret Segersen, un soldado holandés, por robar pollos, montó el caballo de madera durante tres días, desde las dos hasta el final del desfile, con un peso de cincuenta libras atado a cada pie, lo que era un castigo severo. En otros casos, en Nueva Amsterdam, se ató un mosquete a cada pie de los caídos en desgracia. Un culpable cabalgó con una jarra vacía en una mano y un cántaro en la otra para mostrar su amor desmesurado por John Barleycorn.

Jan Alleman, un oficial holandés, desafió valerosamente a Jan de Fries, que estaba postrado en cama; por este insulto cruel y sin sentido él también fue sentenciado a montar el caballo de madera y fue destituido. Los regimientos holandeses en Nueva Holanda eran frecuentemente entrenados y comandados por oficiales ingleses, y montar el caballo de madera era un castigo favorito en el ejército inglés; de ahí quizás su prevalencia en los regimientos holandeses. Grose, en su Historia militar de Inglaterra, da una imagen del caballo de madera. Muestra una tabla de bordes angostos montada sobre cuatro patas sobre rodillos y con una cabeza y una cola de forma tosca. Las ruinas de uno seguían en pie en Portsmouth , Inglaterra , en 1765 . Dice que se abandonó su uso en el ejército inglés a causa del daño permanente a la salud del culpable que lo padeció. Se conoce al menos una muerte en América, en la época colonial, en Long Island, por montar el caballo de madera. Era, por supuesto, aplicado como castigo en las provincias americanas tanto en las tropas reales como en las bandas de trenes locales.

Un soldado de Maine, un tal Richard Gibson, en 1670, fue “reclamado por su peligroso y grosero insulto a su comandante y mal juramento. ” Fue sentenciado a ser puesto cuello y talones juntos al frente de su compañía durante dos horas, o a montar en el “Wood-Horse” al frente de la compañía el siguiente día de entrenamiento en Kittery.

En 1661, un soldado de Salem, por algún delito militar menor, fue sentenciado a “montar el caballo de madera”, y en los días revolucionarios era el castigo favorito en el ejército continental. En el libro de órdenes llevado por el reverendo John Pitman durante su servicio militar en el Hudson, son frecuentes las anotaciones de sentencias tanto para soldados como para presuntos espías, para “montar el caballo de madera”, o, como a veces se le llamaba, “la yegua de madera”. de cada frase una modificación del cruel castigo del siglo XVII.

Fue sumamente interesante para mí encontrar, bajo la firme firma de nuestro familiar héroe revolucionario, Paul Revere, como “Oficial que preside”, el informe de un consejo de guerra contra dos soldados continentales por jugar a las cartas en el sábado de septiembre,1776; y saber que, como lo expresó Paul Revere, “la Corte es de la Opinión de que Thomas Hábilmente monta el Caballo de Madera por un cuarto de cuarto con un mosquete en cada pie, y que Caleb Southward Limpia las Calles del Campamento, lo que demuestra que el patriota, supo templar la justicia tanto con la tierna misericordia como con la ordenada prudencia. El caballo de madera fue empleado algunas veces como castigo civil. Los ladrones de caballos fueron así justamente castigados. En New Haven, en enero de 1787, ocurrió un caso: “El martes pasado, un tal James Brown, una persona transeúnte, fue llevado ante el tribunal del condado por una denuncia por robo de caballos; El jueves recibió la sentencia de la Corte, que será confinado a la meta en este condado 8 semanas, para ser azotado el primer día 15 azotes en el cuerpo desnudo, y puesto una hora en el caballo de madera, y el primer lunes cada Mes siguiente será azotado diez latigazos y puesto una hora cada vez en el caballo de madera."

El caballo de madera fue empleado algunas veces como castigo civil. Los ladrones de caballos fueron así justamente castigados. En New Haven, en enero de 1787, ocurrió un caso: “El martes pasado, un tal James Brown, una persona transeúnte, fue llevado ante el tribunal del condado por una denuncia por robo de caballos; El jueves recibió la sentencia de la Corte, que será confinado a la meta en este condado 8 semanas, para ser azotado el primer día 15 azotes en el cuerpo desnudo, y puesto una hora en el caballo de madera, y el primer lunes cada Mes siguiente será azotado diez latigazos y puesto una hora cada vez en el caballo de madera.»


Para terminar, en los parques temáticos de la tortura se muestran caballos con pinchos, cuya finalidad se me escapa... o no (masoquismo a tope).

Y también hay morbosos que usan un dibujo de Nicolay Bessonov. En él aparece una mujer desnuda sobre un caballo de madera. Esta mujer sería una tal Marie Curlie que vivió en Francia en el siglo XII. Una leyenda o invención que a quien le interese puede buscarla en Internet. 


Bibliografía: