jueves, 11 de octubre de 2018

Libertad femenina en el Siglo de Oro: La mujer honrada, la pierna quebrada, y en casa.



¿«La mujer honrada, la pierna quebrada, y en casa»?(1)

No es raro encontrar trabajos contemporáneos donde se afirma que a las mujeres, sobre todo las casadas, de los siglos XVI y XVII se las encerraba de por vida en sus casas, como ocurría en la cultura musulmana. Y que se debía al patriarcado*.

Si echamos mano a documentos, a avisos, a la literatura(2), a los moralistas y a la iconografía, no podemos hacer una idea, más o menos realista, sobre la capacidad de movimiento del sexo femenino en el Siglo de Oro. Mujeres que andaban por las calles, ya fuera para pasear, de compras, para litigar, para acudir a fiestas (divinas y profanas), a la iglesia, a procesiones, romerías, peregrinaciones, a casa de amigas, al teatro, al río a bañarse..., pero, eso sí, las damas y mujeres de la alta burguesía irían acompañadas por algún hombre (marido, criados, escuderos...), o simplemente, acompañadas por otras mujeres o por una dueña. 

No sé en qué momento se llegó a identificar el supuesto encerramiento cristiano con el musulmán, pero investigando caí en uno de los libros de José Deleito y Piñuela. Sus obras tuvieron gran divulgación en su tiempo. 
Deleito escribe en «La mujer, la casa y la moda» (1946):

«Las doncellas y damas honestas solían vivir bajo la custodia de severos guardianes domésticos -esposo, padres o hermanos-, que no hallaban otro recurso para mantener su honor libre de acechanzas sino poner a sus pupilas bajo cancel y celosía, al uso de mujeres árabes y turcas, o hacerlas custodiar por escudero o dueñas.»

En dicho libro cita el trabajo de Joaquín Sánchez de Toca, "Felipe IV y sor María de Ágreda" (1887). Este historiador, en el capítulo, "La sociedad de la villa y corte de Felipe IV", escribe:

«— Diferencias entre nuestras costumbres sociales del siglo XVII y las del siglo xvi. — Porque en nuestro alto trato social no ocupo la dama el lugar que le corresponde. — Consecuencias que esto produjo. — No tuvimos mujeres políticas, ni salones como los del Hotel de Rambouillet. II.» (3)

Incluso escribe más adelante:

«Por estos sentimientos se guardaban en nuestro trato social muchos restos de las tradiciones orientales ó africanas, y la sociedad se vio privada entre nosotros de una de sus más deleitables expansiones. Quedaron largo tiempo como joyas sin pulimento y galas que no encontraron oportunidad de lucirse las admirables cualidades de la mujer española para la discreción, vivacidad, ingenio, delicadeza y gracias de toda especie en la réplica y culta desenvoltura de las conversaciones de una sociedad selecta, y que, dada la natural condición de la dama española, no hubieran degenerado aquí tan fácilmente como en Francia, en las ridículas impertinencias de las cultas latiniparlas.»

Sorprendentemente no hay nota a pie de página que nos dé una pista de dónde obtuvo tales afirmaciones. 

Pero sigamos con Deleito, quien utilizará a escritores franceses(4) para dar como bueno el mito:

Francisco Bertaut, «Diario del viaje de España» (1664):


Brunel, «Voyage d'Espagne» (1665):

«Los maridos que quieren que sus mujeres vivan bien, se hacen tan absolutos que las tratan casi como esclavas, temerosos de que un honesta libertad las emancipe de las leyes del pudor, poco conocidas y mal observadas en el bello sexo.»

Marquesa de d'Aulnoy (bien conocida por sus fantasías), «Memoires de la cour d'Espagne, Relation du voyage d'Espagne» (1690-91):

«En las habitaciones donde las damas se reúnen, jamás entran los caballeros. Ni a un marido celoso que pretendiera romper esta costumbre para cerciorarse de que su mujer no le había engañado se le darían satisfacciones ni facilidades para que por sus propios ojos llegase pronto a convencerse; los criados que guardaran la puerta, no se tomarían la molestia de contestarle si su señora estaba o no estaba allí.»
«Encuentro a esta villa el aspecto de una gran jaula donde se ceban pollos, pues desde el nivel de la calle hasta el cuarto piso no se ve por todas partes más que celosías, cuyos agujeros son muy pequeños, y de igual modo están los balcones cubiertos con ellas. Siempre se ve detrás a pobres mujeres que miran a los transeúntes, y cuando se atreven, abren las celosías y se asoman con mucho placer. No pasa noche que no haya cuatrocientas o quinientas serenatas, que se dan en todos los barrios de la villa.»

Para terminar con Deleito, en el apartado sobre «Las visitas de las damas», nos dice:

«Casi sus salidas únicas eran a cumplir sus devociones en las iglesias y a visitar a las amigas.»


Juan Bautista Confalonieri, «Memoria di alcune cose notabili óccorse nel viaggio fatto da me» (1592):




Tomé Piñeyro, «Fastiginia» (1605):

Jacobo Sobieski, «Diario» (1611):


«Las horas de vísperas  son las de una general animación en Madrid. El bello sexo sale al público, pero las damas velan sus caras; sin embargo si las saludas un caballero y suplica, se la descubren con mucho gusto.»

José de Pellicer, «Avisos históricos» (1634-44):


En cuanto a los trabajos de investigación de hoy día en los que se afirma que las mujeres estaban recluidas, sus autores han utilizado las obras de algunos de los moralistas de aquellos siglos (para acercarnos un poco a su mentalidad y pensamiento, es decir, qué criticaban, aconsejo la entrada que hice sobre ellos: La mujer en el siglo XVI y XVII: realidades y mitos)(5).

Pero antes de poner algunas citas, voy a hablar del espacio doméstico y el espacio público. Y de la "vida privada" y de la "vida pública". Esto es muy importante ya que la manera de entender las condiciones de vida, la familia y la estructuración de los lugares donde se vivía y trabajaba han variado. 

El espacio público era de dominio masculino: política, administración, justicia. El espacio doméstico pertenecía a la mujer: grupo familiar(6) (tutelado por el hombre, si lo hubiere), casa y lo que quedara frente a ella, así como el taller, también si lo hubiere. Es en este espacio donde se desarrollaba la "vida privada", que paradójicamente no existía, bien por falta de habitaciones, bien porque se convivía día tras día con criados, esclavos y parientes. En este marco, el hombre podía salir libremente mientras que la mujer debía tomar precauciones (si eran mujeres con poder adquisitivo alto sus salidas estarían "bajo control"). Las ciudades, ya desde la Baja Edad Media, eran cada vez más grandes e inseguras. Esto llevó a que se dictasen leyes proteccionistas en algunos lugares de la Península, como, por ejemplo, no poder salir por la noche para coger agua en la fuente.


Notas:

1. Refrán que aparece en la segunda parte del Ingenioso caballero don Quijote de la Mancha (1615).

2. Queda pendiente una entrada sobre los dramaturgos.

3. Transcribo también un párrafo donde el historiador nos explica cómo era el español de la Edad Media y del Renacimiento:
«No conocían (los de la Edad Media) la atmósfera más apacible y serena que se formó en tiempos posteriores para los devaneos del hombre de mundo y para la manifestación de las pasiones; y así, en su más espontánea naturalidad se desplegaba el carácter de nuestra raza, excitando por las generosas y heroicas aspiraciones, ó por apetitos feroces, y materia dispuesta para, según las circunstancias que en él ejercieran avasallador influjo, entregarse con frenesí á una pasión que lo cubriera de gloria ó lo envileciera en el crimen. Cuando esta raza así formada vino á chocar con las demás naciones de la cristiandad, se había encendido en Europa la conflagración de la Reforma, y el Renacimiento descubría sus esplendores. Por esto, en cuanto descendieron á los campos de Italia y asomaron luego por las demás naciones como primeros campeones de las grandes aventuras imperiales, parecieron leones fieros que llenaron de asombro y espanto á príncipes y pueblos.»

4. Algunos escritores franceses del siglo XVII fueron muy dados a menospreciar todo lo español. Aseguraban que España era un país austero, vago, arrogante, presuntuoso, obsesionado por lo religioso,... y, cómo no, lleno de hombres celosos, bravucones y mujeriegos. En cambio la superioridad moral y cívica de Francia era indiscutible. Cierto es que el recibimiento por parte de los españoles a veces dejaba mucho que desear: insultos, acoso...

5. Ver también sobre el significado de la familia en estas dos entradas:

6. Ver también:


*Patriarcado: organización social o familiar jerarquizada donde la figura del varón es predominante. La mujer está bajo la tutela de un varón (padre/marido) al considerarse que la mujer es menor de edad. Tanto el hombre como la mujer tendrán un rol asignado.

Bibliografía:
  • Barbeito Carneiro, María Isabel: Mujeres y literatura del siglo de Oro. Espacios profanos y espacios conventuales.
  • Birriel Salcedo, Margarita M.: La(s) casa(s) en la Edad Moderna.
  • Blasco Esquivias, Beatriz: Vivir y convivir. Familia y espacio doméstico en la Edad Moderna.
  • Cacho, M. T.: «Enmascarar y desenmascarar. La mujer española vista por los viajeros italianos del Siglo de Oro» La maschera e l'altro, ed. M. G. PROFETI, Firenze, Alinea, 2005. Señalo las contribuciones de interés para los siglodoristas. 2005.
  • Candau Chacón, Mª Luisa: Las mujeres y el honor en la Europa Moderna.
  • Díaz de Rábago, Carmen: De vírgenes a demonios: Las mujeres y la Iglesia durante la Edad Media.
  • Domínguez Ortiz, Antonio: La sociedad española en el siglo XVII.
  • Escalonilla López, Rosa Ana: Mujer y travestismo en el teatro de Calderón. 
  • Fiorentini Cañedo. Natalia Familia y diferenciación genérica en la Nueva España del siglo xvi a través de los ordenamientos civiles y la correspondencia privada.
  • Flórez Asensio, María Asunción: Teatro musical cortesano en Madrid durante el siglo XVII: Espacios, intérpretes y obras. Grado. 2004.
  • Ghirardi, Mónica: El encierro femenino como práctica Notas para el ejemplo de Córdoba, Argentina,  en el contexto de Iberoamérica en los siglos XVIII y XIX. 
  • Guirao Silvente, Mª Mercedes: Los personajes femeninos de teatro medieval en la encrucijada del siglo XV.
  • Guerra-Cunningham, Lucía: La mujer fragmentada: historias de un signo.
  • López-Guadalupe Muñoz, Miguel Luis: Violencia y mujer en Granada en la primera mitad del siglo XVII.
  • Martínez Mira, Mª Isabel: La mujer a través de los testamentos del siglo XVI en protocolos notariales del archivo provincial de Murcia.
  • Ortega López, Margarita: Una reflexión sobre la historia de las mujeres en la Edad Moderna. Norba 8-9. Revista de Historia. 1987
  • Rodríguez Blanco, Cynthia: Leche y Virtud: transmisión de valores e instrucción materna en la España Moderna.
  • Rodríguez Cuadros, Evangelina: La mujer en la escena del poder en el siglo de Oro: Naturaleza y Tejné.
  • Sánchez Dueñas, Blas: Una particular visión de la mujer en el siglo XV: Jardín de nobles doncellas de Fray Martín de Córdoba.
  • Santonja Hernández, Pedro: La situación de las mujeres y el matrimonio en la Edad Media y en los siglos  XVI Y XVII.
  • Torremocha Hernández, Margarita: Maridos consentidores en la sociedad castellana moderna. Cuando el modelo ideal de cabeza de familia se rompe.
  • Val Valdivieso, Mª Isabel del: Los espacios del trabajo femenino en la Castilla del siglo XV. Biblid, 26. 2008.
  • Fray Luis de León: http://www.biblioteca.org.ar/libros/131489.pdf
  • El imaginario femenino de la mujer en los siglos XVI-XVII a través de los textos literarios.
  • Varios autores: Mujeres emprendedoras entre los siglos xvi y xix. 2017.
  • Autores varios: Escritores místicos españoles.
  • Córdoba: Martín de Azpilcueta: Manual de confessores y penitentes: que contiene quasi todas las dudas que..., 1570
  • Bartolomé: Bartolomé de Medina: Breve instruction de como se ha de administrar el Sacramento de la..., 1604.
  • Pineda, Juan de: Libro de la vida y excelencias marauillosas del glorioso Sant Juan Baptista...
  • Gaspar de Astete: Tratado del gobierno de la familia y estado de las viudas y doncellas (1597).