miércoles, 22 de mayo de 2019

Rodrigo de Jerez, el tabaco y la Inquisición: una leyenda que echa humo




Encuentro escrito en varias páginas de Internet, y por la redes sociales, que un tal Rodrigo de Jerez, o Xerez, marinero que viajó con Colón a América, fue encarcelado por la Inquisición a su regreso a España cuando le vieron fumar tabaco. Que se le acusó de brujería, porque sólo el diablo podía dar a un hombre el poder de sacar humo por la boca. Que llegó a estar encarcelado varios años, y que cuando lo dejaron libre, el pobre desgraciado descubrió que el consumo de tabaco era ya algo habitual. 

También se ha dicho que fue su mujer y sus vecinos quienes creyeron que estaba endemoniado y, por tanto, lo denunciaron, al echar el demonio por la boca y la nariz. Incluso he llegado a leer, y habría sido delicioso que fuera real, que su mujer lo encontró fumando a escondidas.

Esta leyenda de hoy en día proviene de una novela de Aníbal Álvarez, "El hombre de los demonios en el cuerpo: la increíble historia de Rodrigo de Xerez, primer fumador de Europa", 1995 (el día 10 de junio de 2021, he podido comprobar, gracias a un tuitero, que el historiador José Luis Comellas, en su obra «El cielo de Colón: técnicas navales y astronómicas en el viaje del descubrimiento», 1991, escribe lo siguiente: «Si es el mismo marinero de Triana que, al regreso del primer viaje, fue acusado ante la Inquisición de tener tratos con el diablo, a causa de que echaba humo por nariz y boca, puede ser el primer hombre blanco que fumó en la historia.». En el libro no aporta el dato inquisitorial que verifique tal afirmación. Siguiendo la búsqueda encontré otras dos libros que hablan de esta leyenda: 1. Lázaro Costa Villavicencio, «Historia cronológica del Perú: 1400-1499», 1963, escribe sobre Rodrigo de Jeréz: «con la que hacía cigarros, que fumaba y hechaba humo por boca y nariz, por lo que fue acusado de herejía y de estar poseído del demonio у fue condenado por esta causa, por el Tribunal de la Inquisición». 2. José Manuel Rodríguez Gordillo, «Un archivo para la historia del tabaco», 1984, también se hace eco de lo mismo: «parece indudable que los primeros fumadores de raza blanca fueron los expedicionarios del segundo viaje de Colón. Y que el primer fumador de Europa fue aquel marinero de Triana a quien sus convecinos denunciaron a la Inquisición...»).


Poco se sabe de Rodrigo de Jerez. Posiblemente fuera morisco y que estuvo en Guinea junto con otro marinero llamado Luis de Torres (judío converso, conocedor del hebreo, caldeo y algo de árabe). Ambos embarcaron con Colón para llegar Oriente. Será en la isla de  Guanahani, situada al noreste de Cuba, cuando vieron a unos indios fumando tabaco.

Dicho esto, no he encontrado un artículo serio que afirme que fue encarcelado por la Inquisición, y menos que fuera juzgado por fumar tabaco.

En cuanto a las siguientes frases que aparecen en algunos trabajos, y que unos achacan al papa Benedicto XII y otros al XIII, hasta el momento no he encontrado su verdadero origen (que tendrían que aparecer en latín):

«sólo el diablo podía dar a un hombre la capacidad de echar humo por la boca»

«engendraba insidiosas ficciones, y sólo Satanás puede conferir al hombre la facultad de expulsar humo por la boca».

Veamos un poco de historia sobre la costumbre de fumar:

Desde la Antigüedad (Apolodoro, Plutarco, Heterodoto, etc.) ya se escribía sobre las funciones curativas mediante la inhalación del humo de ciertas plantas (beleño, cáñamo, plantas aromáticas). En la Península Ibérica se han encontrado pipas  del siglo I a.C. En Roma se fumaba las flores del cáñamo. 

En la Edad Media, los musulmanes fumaban plantas herbáceas con sustancias psicotrópicas. En el Sáhara Central se fumaba cáñamo, y en Etiopía se tiene constancia, en los siglos XIII y XIV, que también fumaban plantas de este tipo. 

En el siglo XV hay tratados medicinales en los que se habla de inhalaciones de humo por la boca y por la nariz para curar ciertas enfermedades.

Corominas escribe en su obra, Breve diccionario, 1990, lo siguiente:

En 1624 sí que aparece una bula del Papa Urbano VIII prohibiendo fumar en las iglesias:  

Bibliografía:
  • Alvar Ezquerra, Manuel: Vocabulario de indigenismos en las Crónicas de Indias.
  • Becerra Romero, Daniel: los estados alterados de consciencia y su papel en las culturas de la antigüedad.
  • Corominas, Juan: Breve diccionario etimológico de la Lengua Castellana.
  • Escohotado, Antonio: Historia general de las drogas. 
  • Fisa, Carlos: Palabras que tienen historia.
  • Grau March, Sara y González Lara, Francisco: Ordenanzas de Boticarios en Sevilla. 1591.
  • Micheli-Serra, Alfredo de: Médicos y medicina en la nueva España del siglo XVI
  • Molina, María Mercedes: El cannabis en la historia: pasado y presente.
  • Ramón Fernández, Nuria y Miñano Domínguez, Ana: Pipas de fumar en el puerto de Cartagena (Murcia)
  • Soler Arechalde, Mª Ángeles: El diario de Colón. Aspectos comunicativos y lingüísticos del primer contacto entre europeos y americanos.
  • Valdés Bernal, Servio O.: Breve historia lingüística del tabaco.
  • Nueva lista documentada de los tripulantes de Colón en 1492.
  • El tabaco, terminología
  • El cannabis en la Edad Media




martes, 14 de mayo de 2019

Juan Bautista Confalonieri y la mujer española



1572. Civitatis Orbis Terrarum, Historische, Franz Hogenberg, editado por Georg Braun,  Museum de Frankfurt (detalle)


Esto escribió Juan Bautista Confalonieri, sacerdote italiano que viajó a España entre 1592 y 1597, sobre la mujer española:

«Son de tez blanca, y casi todas con ojos negros, tanto, que si alguna los tiene claros se la considera como algo extraño. Son muy animadas, por la gran libertad de que disfrutan, andando por las calles de noche y de día como caballos corredores; hablan  bien y son prontas en la réplica; cantan bien y trabajan mejor; tienen, sin embargo, tanta libertad, que a veces parece exceden el signo de la modestia y el término de la honestidad. Hablan con todos en la calle, no exceptuando condición alguna de personas, afrontando a todos, pidiendo las colaciones, merienda, cena o comidas, frutas, confituras, comedias y otras cosas semejantes; y un mi amigo me dice que una noche fué comprometido por cierta dama para convidarla a pasteles, y que se comió once reales de ellos...»



Bibliografía:
  • García Mercadel, J.: España vista por los extranjeros. II. Relaciones de viajeros y embajadores (siglo XVI). Biblioteca Nueva. Madrid.
  • Juan Bautista Confalonieri.