jueves, 11 de mayo de 2023

Lope de Vega y la Inquisición española

 




Siento una especial fascinación por Lope de Vega, no sólo por las magníficas obras que escribió, también por la vida que llevó. Pero admito que no me cae particularmente simpático pues fue hombre adulador por demás, sobre todo con su protector, el duque de Sessa. Fue, además, hombre que tiraba la piedra y escondía la mano. Hombre que boicoteaba al que despuntaba. Hombre que decidía a su antojo y capricho quién estrenaba obra y quién no. Hombre calculador. Hombre ávido de privilegios. Hombre que profesó amores paternales desiguales. Pero, eso sí, hombre que amó con pasión y escribió a lo grande.

Dicho esto, hablaré de una faceta desconocida para muchos, su pertenencia al Santo Oficio, concretamente fue Familiar.

Los Familiares del Santo Oficio eran consejeros laicos. La persona que quería optar a tal distinción debía estar casada, ser persona de honor, honrada y de vida intachable. Tenía que ser hijo legítimo y acreditar limpieza de sangre (todos estos requisitos se aplicaban también a la esposa). Una vez acreditadas estas condiciones el solicitante debía presentar poderes firmados por los inquisidores y un notario. 
El papel del Familiar era ayudar a la Inquisición en su relación con las autoridades locales y preparar los autos de fe, e incluso acompañar al reo durante la aplicación de su castigo. También avisaba de actuaciones sospechosas.

Es de suponer que Lope de Vega se hizo Familiar por los beneficios que obtendría socialmente.
Ah, y es de suponer que haría su trabajo… como buen funcionario.


Bibliografía:


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