Del Papa Inocencio VIII,
siempre con achaques, se dice que buscó desesperadamente remedios para mejorar
su salud. Entre estos remedios estaría el beber leche materna directamente del
pecho de una nodriza (relato para los adictos a las fantasías sexuales) y que bebió
sangre de niños. El resultado fue la muerte de los tres niños y del mismo papa (relato
para los adictos de lo macabro o de la brujería; recordemos que Inocencio VIII promulgó
la bula Summis desiderantes affectibus).
La leyenda vendrá «gracias»
al cronista Stefano Infessura y al humanista y médico Marsilio Ficino (1433-1499).
Infessura (h. 1435 - h. 1500) escribe en su obra Diarium urbis Romae (1492) que un médico judío propuso cambiar la sangre vieja del papa por la de tres niños de diez años. Infessura tuvo una fuerte animadversión hacia los papas (era partidario de derrocar el poder papal y fue, además, partidista a la familia Colonna) y hacia los judíos, que por esas fechas se decía que realizaban infanticidios para obtener sangre (entre los investigadores no se considera a Infessura un cronista fiable).
«Mientras tanto, la ciudad no dejó de
sufrir padecimientos y muertes; primero, de tres niños de diez años de edad,
por venas cortadas por cierto médico judío para restaurar la salud del papa,
según prometió, muriendo en el acto. El judío había dicho que iba a curar al
pontífice, si obtenía cierta cantidad de sangre humana y joven; la extrajo de
los tres muchachos a cuyas familias se había pagado un ducado para autorizar la
donación; y poco más tarde el papa moriría. El judío escapó, y el papa no sanó».
En la obra también difama la figura de Lucrecia y registra los chismes, ciertos o no, que ocurrían en Roma.
No hay rastro en ninguna otra fuente contemporánea que relate lo acaecido (por ejemplo, en «Diarium, sive rerum urbanarum commentarii» (1483-1506) de Johannis Burchardi). Ni siquiera se sabe el nombre del médico judío, aunque Jacalyn Duffin en «History of medicine: a scandalously short introduction» (1999), elucubra que podría ser el médico personal, judío converso, del papa, Giacomo di San Genesio.
En el siglo XIX, Ludwigvon Pastor, en la obra Historia de los papas desde finales de la Edad
Media, escribe: «Stefano Infessura cuenta que el médico judío de
Inocencio VIII hizo degollar a tres criaturas de unos diez años, presentando al
Papa la sangre obtenida como único medio de conservar su vida. Como fuera que
el Papa rechazó la sangre, el malvado médico se dio a la fuga. Si esta historia
fuese cierta, se obtendría un dato importante para probar que los judíos usaban
sangre humana con fines medicinales. Pero los despachos de la embajada de los
agentes mantuanos, todavía inéditos y que examiné personalmente, no dicen nada
semejante. Ni siquiera en la crónica de Valori se menciona este hecho. Un
cronista que anota exactamente lo que el Papa tomó como medicina (Cfr. Thuasne,
I, 571) seguramente no habría olvidado de ningún modo un expediente médico tan
horrible.»
Ya tenemos, por tanto, construida la leyenda.
Bibliografía:
- Aciprensa
- Catholicnet
- Vittorio Messori: Leyenda negras de la Iglesia, 2004.
- Los Borgia, historia de una leyenda.
- Stefano Infessura
- Stefano Infessura
- Sara Locci: La correspondencia entre Isabella d’Este y Lucrezia Borgia: Arte, piedad y linaje en las cortes del Renacimiento Italiano, 2015.
- Luigi Steffatti: «Atti della Società Ligure di Storia Patria», XXXVIII (1908)
- Giornale degli eruditi e dei curiosi, Volúmenes 3-5.
- La siniestra muerte del papa Inocencio
- Jorge Alejandro Ricaldoni: Los lobos de Roma.
- La santidad de la sangre: una antigua controversia.
- Cynthia Skenazi: Aging Gracefully in the Renaissance Stories of Later Life from Petrarch to Montaigne, 2013.
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